Wednesday, November 15, 2006

La amistad, la sintesís de lo común y la diferencia


En un foro sobre la amistad, se hablaba de lo importante que era no sólo que existiera algo en común con los denomidados amigos, sino lo esencial y vital que resultaba que hubiera diferencia. Me llamo la atención lo anterior, porque desde que había leído a Lewis y sus "Cuatro Amores" había incorporado a mi inconsciente que el aforismo de los opuestos se atraen sólo se aplicaba a el amor eros o de pareja. Sin embargo, lo de la necesidad de la divergencia como ingrediente de una amistad del alma se demostró con la que existía entre Borges y Bioy Casares (que en la actualidad publica sus memorias acerca de su entrañable amigo), y es que mientras uno era un "tímido patológico" el otro era lo más cercano a un "bribón promedio", y era Bioy Casares el que le permitía a Borges "chasconearse" un poco, y Borges era el encargado de vez en cuando de llamar al orden a Bioy Casares. Lo curioso es que si bien la amistad en un principio requería de diferencia para así provocar la atracción que obligara a buscar al "objeto amistoso", con el tiempo era curioso como los amigos partiendo de un interés comun pero llevado a la práctica de manera distinta, terminaban por ceder a la resistencia llegando incluso a parecerse en lo físico tanto como en lo espiritual (similar a lo que sucede con las parejas de abuelitos, o los dueños y sus mascotas). Los amigos, si bien pueden haber varios de diversas clases, los compañeros de viaje son pocos, pero son fundamentales. Montaigne, años después de que había fallecido su gran amigo La Boétie planteaba que había sido díficil vivir el resto de su vida incompleto.

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