la retirada de moscú

La verdad es que debo decir que me veo en la amarga necesidad de enfrentar una cercana elección presidencial y no tengo idea que voy a poner en aquel área de ejercicio de la educación cívica. Cada día que pasa me siento más defraudada de la casta política de nuestro país y de que quiénes representan los máximos exponentes de las diversas corrientes de pensamiento y del "servicio" público sean tres personas que han llevado el nivel del debate del proyecto país a niveles tan bajos que ya no sabemos si lo que se elige es presidente de la república o un cupo para ser opinológo de SQP. No puedo creer que una candidata haya hecho una conferencia pública para ahondar acerca de si tiene más o menos credibilidad como estadista porque un "amigui" confesó que le decía "gordis" y que eso sea resabio de machismo. Que los candidatos de la derecha para sentirse más cerca del electorado hayan elegido reggaeton para sus himnos de campaña me parece lo menos "curioso" y "divertido". Extraño melodías épicas como "tiempos de cambio..." o el "dedo de lagos" en aquellos tiempos oscuros. Se sentía por lo menos que lo que nos jugábamos en el día de la elección era de trascendencia, se nos hacía sentir importante en cuánto a que lo que votábamos tenía que ver con cómo queríamos vivir en nuestro país. Hoy lo que menos sé es que proyecto de gobierno se ofrece. Tal cómo en su época Napoleón vio que no podía contra el frío de Moscú me retiro de la quimera de exigir que la gente se inscriba porque es un deber y una necesidad, hoy creo que tan legítimo cómo decidir apoyar a Angelina Jolie o a Jennifer Aniston, puede elegir ir a hacer una larga cola el 11 de diciembre y rellenar circulitos o aprovechar la mañana haciendo verdaderamente país en otras cosas.